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23 de Septiembre, 2006NERUDA... la voz que no se apaga!!
Por Gabriel Venegas Vasquez, editor asociado de Pilaucoaldía - 23 de Septiembre, 2006, 6:08, Categoría: General
NERUDA...
LA VOZ QUE NO SE APAGA. hablando para los trabajadores del mundo entero desde los campos de Cautín, o desde los peligrosos territorios del carbón de Lota, o desde los lingotes de acero de Huachipato, o bien desde las tribunas de la insigne Universidad de Concepción que abría las puertas a los poetas de todas las latitudes, gracias a la visionaria gestión de otro grande del sur chileno, Gonzalo Rojas. El mismo Gonzalo que llevaba a sus estudiantes a visitar a Neruda en el rincón maravilloso de su "Isla Negra". Tuvimos maestros que a su alta cátedra literaria, agregaban la fuerza de su
genialidad creadora y de un profundo compromiso con el desarrollo cultural de Chile y de esta parte del continente. Había que poner a la teoría vacía, el encanto y la provocación de la palabra viva que salía de sus propios autores en memorables jornadas literarias. Aprendimos a respetar la poesía y a los poetas; aprendimos a caminar con las "palabras" metidas a fondo en la cabeza y en el corazón. Eran buenas tiempos para el amor al arte, para el amor a la vida, para
los grandes compromisos sociales. Los sueños de esa época eran limpios, motivadores y visionarios como los de Martin Luther King; no tenían partido: tenían sólo a hombres y mujeres levantando las banderas de los derechos humanos. Allí aprendimos que la verdadera felicidad es la que se comparte con los demás. En este universo de esperanzas crecientes y de compromisos renovados,
leíamos a Neruda con entusiasmo joven, crédulo y solidario. Su palabra estaba presente en las aulas y en las calles; y se hizo música y canto en las juventudes de lenguas y culturas distintas. El Premio Nobel de Literatura vino a consagrar lo que trabajadores y estudiantes del mundo ya habíamos consagrado. Hoy, al cumplirse 33 años de su muerte, en un triste 23 de septiembre de 1973, seguimos navegando por sus mares profundos, misteriosos, huracanados o apacibles. Todavía escuchamos su voz cuando al recordarlo, lo vemos con su manta y su boina, iluminando los senderos de más preciado de sus tesoros: su poesía. Osorno, 23 de septiembre 2006.
NOTA: Gabriel Venegas V. es editor asociado a Pilaucoaldía Todas sus opiniones son de su exclusiva responsabilidad |